Yo conocí a Antonio a través de mis padres, que asistían a sus clases y actividades medioambientales. Un día me pidió, sin conocerme, que diera una charla de minerales un viernes por la tarde en la Escuela de Adultos de Motril. Y la verdad es que no había manera de zafarse del compromiso. Antonio sabía muy bien sacar lo mejor de cada uno de nosostros, para desinteresadamente trasladarlo a los demás. Y es este es el valor más destacable de su personalidad: su capacidad de compartir sin límites y sin interés personal alguno.
La llegada de la tecnología digital a la fotografía hizo que Antonio comenzase a compilar un archivo fotográfico impresionante y de altísima calidad documental. Fotografías únicas e irrepetibles son las que ha logrado tomar. Y no son fruto de la casualidad o fortuna, como muchos piensan, sino de un gran conocimiento de las interrelaciones entre las especies. Aunque disfrutaba fotografiando cualquier motivo de la naturaleza, se hace evidente su final preferencia por la entomología. Entonces empieza a descubrir especies raras, algunas identificadas por primera vez en Granada, Andalucía e incluso la Península Ibérica, gracias a su infatigable trabajo de campo y su sana curiosidad. Siempre es un placer recorrer su galería de fotografías en Insectuarium Virtual.
Como componente del equipo de trabajo "Bellota", ha contribuido de forma decisiva al reconocimiento del valor ecológico del Alcornocal de Lújar. Lástima que no haya podido conseguir en vida, el objetivo personal perseguido, que es la protección ambiental de tan importante espacio natural. Las primeras piedras ya están puestas con la contribución en la publicación de valiosos artículos en Internet:
Otra de sus pasiones, que él vivió en toda su plenitud y contenido, es la expresada por la conocida frase machadiana: "Caminante se hace camino al andar". Pues para Antonio los caminos no son meros nexos de comunicación entre un lugar de partida y otro de llegada. La emoción está en el mismo camino, en las vivencias que acompañan su recorrido y las emociones naturales que siempre los acompañan. Nunca dejó de compartir estas emociones con sus alumnos o acompañantes durante las caminatas. Como buen naturalista él buscaba las enseñanzas ocultas tanto en los pequeños detalles, como en los enormes espacios abiertos. Y es que como buen entendedor del hecho natural, Antonio, alcanzó a comprender, bien pronto, que lo que nos emociona e impresiona, a las personas, son aquellos aspectos de la Naturaleza, que quedan fuera de la vulgar y artificial escala humana.
En definitiva sólo puedo decir que con la despedida de Antonio, perdemos un gran Naturalista, en la más pura acepción del término. Desde que lo conocí no he dejado de interesarme, cada vez más, por el entorno natural. Esta es la huella que ha dejado en mi persona... y en muchas más. Hoy somos legión. Pues no cabe duda de que Antonio, y nunca mejor dicho, ha dejado escuela. Ahora es más importante que nunca que los que intentamos seguir su camino, no olvidemos nunca sus enseñanzas tanto en lo concerniente a las relaciones humanas, como a lo que significa el hecho natural. Nos deja un hueco que deberá ser rellenado por todas las personas en las que ha influido de forma decisiva. No va a resultar nada fácil, pero yo sé que es la mayor de las satisfacciones que podríamos ofrecerle.
Aún está fresca en mi memoria la primera vez en que compartimos a solas todo un día completo de naturaleza. En el Alcornocal de Lújar, claro:
¡CORCHO!... Dedicado a Antonio
Descanse en Paz.