Tortuga de hábitos acuáticos de hasta 20 cm de longitud de caparazón.

Color típico del caparazón pardo o pardo verdoso.

Forma poco abombada, menos que las tortugas terrestres.

Es frecuente que el caparazón sufra infecciones de hongos que le dan un aspecto ulcerado, de donde procede su nombre común.

Los adultos pueden mostrar líneas amarillentas en el cuello que no se aprecian en el ejemplar fotografiado.

Patas delanteras y traseras con cuatro dedos con uñas bien desarrolladas.

Los jóvenes tienen abundancia de líneas anaranjadas en cuello y patas.

Península Ibérica, sur de los Balcanes, Norte de África y Suroeste de Asia.

Termófilo, más abundante en zonas más templadas.

En Iberia es más abundante hacia el sur.

Charcas, lagunas con abundante vegetación, grandes ríos.

A veces en aguas salobres.

Se mueve con gran habilidad en el agua, donde se refugia apenas se siente molestado.

Habitualmente se le ve soleándose junto al agua o en árboles caídos en la orilla.

A diferencia de las tortugas terrestres, que son herbívoras, los galápagos son carnívoros.

Se alimenta de invertebrados acuáticos, anfibios y fundamentalmente peces y también de carroña.

Donde abunda es presa de cigüeñas y también está descrito como presa de la nutria.

En función del lugar que habitan pueden pasar el invierno aletargados. En las cercanías de la costa están activos todo el año.

Escaso, pero distribuido por toda la provincia.

En general por debajo de los 1.000 m de altitud.

El galápago común Emys orbicularis, que muestra un patrón de pequeñas manchas amarillas en cabeza y cuello, aunque es más exigente en cuanto a la calidad de las aguas.

Los galápagos exóticos muestran mancha naranja conspicua en la cara.

En España Vulnerable.

Al parecer ha sufrido importante regresión en áreas de agricultura intensiva por contaminación de las aguas.